Cuando era niño mis manos contaban el Rosario católico que no sé quién me lo obsequió. El Rosario está compuesto por veinte "misterios" (acontecimientos, momentos significativos de la vida de Jesús y de María)

Oraba por mi madre a quien siempre veía dormirse en aquella máquina de coser donde confeccionaba pantalones. Las madrugadas eran frías y siempre la veía sentada cosiendo (la maquina estaba en nuestro cuarto)

Solía verla sola y no se cuál habrían sido sus temores o dudas en aquel entonces, pero lo que sí puedo decir es que ella sufría

Mi padre no estuvo con ella siempre en casa, era maestro y estaba lejos en otra ciudad, no entiendo porque no nos llevó a toda la familia. Aunque después esto sí se hizo realidad.

Mis tíos eran sastres y mi madre aprendió este oficio de los sastres.

Pero tener el Rosario siempre me indicó que debía orar a Dios para pedir por ella.

Una vez la vi llorar en la cama por un dolor que tenía en el estómago, salí y fui a avisar a mis tías que estaban cerca y no me entendían, pues lloraba mientras hablaba. Finalmente me entendieron y fue llevada al hospital. Mis oraciones iban a Dios con la ayuda de aquel Rosario, si no lo hacía bien significaba que Dios no lo escucharía y yo quería que ella llegara bien a casa, tal era mi temor.

Finalmente, después de una hora la veía entrando cubierta con una frazada, tenía el rostro demacrado, pero ya no la veía llorar y me sentía contento por verla mejor. Desde la puerta la veía dormir tranquila y rogaba porque no volvieran esos dolores.

A mis 19 años pasaba por momentos algo confusos con pena y ansiedad. Tenía el deseo de ir a la playa y gritar fuertemente, esto se metió en mi cabeza y lo medité varias veces, pero no lo hacía hasta que se lo conté a un amigo que era mucho mayor y que tenía su propia familia. Quizás sus años de experiencia lograron entender por lo que yo estaba pasando.

Me dijo: Roberto, si tienes el deseo de hacer eso anda y hazlo.

Lo estuve pensando muchos días, pero ¿Cómo saber en qué momento?, no quería que persona alguna me viera gritando y piense que estoy loco. De modo que un día entre semana tomé un cuaderno y un lapicero, me fui al mercado, tomé un pequeño bus y me fui a las playas de Tambo de Mora.

Finalmente llegué al muelle antiguo, caminé por la arena un buen rato. El cielo estaba nublado y todo era propicio. Me senté mirando al mar y me concentré en pensar en mí, en mis cosas y en especial en aquellas que me dolían y afectaban, las heridas del alma, mi falta de comprensión por no amarme y por tener la mente siempre puesta en las inseguridades, todo aquello causaba ira que a menudo no se reflejaba en mi tranquila apariencia.

Comencé a mirar a mi izquierda, a mi derecha y hacia mi espalda. No veía gente, entonces comencé a gritar una y dos veces más y comencé a llorar y a llorar y llorar... luego me quedé sentado mirando a lo más lejos del océano. Tomé mi cuaderno y me puse a escribir esta experiencia.

Analizando encontré que hay diferencia entre la IRÁ y la RABIA, dice la doctora Rebecca Semmens-Wheeler, profesora titular de psicología en la Universidad de la Ciudad de Birmingham. "La ira es una emoción humana básica, mientras que la rabia es la expresión de esa ira mediante la agresión física o la violencia".

Aunque no nos gusta sentirnos enfadados, dice que en realidad es un sentimiento muy útil que puede impulsarnos a hacer cambios saludables: "La ira puede ser una emoción realmente motivadora, y los aumentos temporales y a corto plazo de la presión arterial no son malos, ya que ayudan a poner en marcha la respuesta de lucha o huida", que se produce en respuesta a un acontecimiento perjudicial percibido o a una amenaza para nuestra supervivencia.

Esencialmente, es una emoción necesaria para mantener nuestro bienestar, y aunque no necesitemos entrar en acción para luchar contra leones, tigres y osos en el mundo moderno, la ira puede alertarnos de cuándo se han cruzado nuestros límites emocionales.

Ahora, pese a esta definición de la doctora Rebecca Semmens-Wheeler, me siento cómodo en pensar que sómos lo suficientemente capaces para controlar estas emociones. Obviamente no en todos los casos se podrá encontrar un desenvolvimiento consciente, pero la mayoría podemos encontrar un medio para desahogarnos y lograr un mejor control de nuestras emociones.