El fugitivo
Entonces empezó a huir de los verdugos
Miró tras de sí...
Y en la distancia venían corriendo agitados aquellos que le hicieron mucho daño
Empezó a correr sin mirar atrás y le entró el temor de rendirse y sucumbir a la ternura de sus miradas
Desde el firmamento se puede ver cómo corre y al grupo que pretende llegar a él,
La ferocidad de la jauría se alimentaba de los pétalos de soledad que en su huida él fugitivo desprendía...
El fugitivo lleva el aroma del deseo
aroma reconocido por salvajes.
Sucumbe al encantamiento de sus miradas y quieto respirar,
para mezclarse en ese fango terrenal
Pierde la noción de su existencia mientras musita ¿Quién soy?
Quiebra sus huesos y saca sus ojos.
Despierta y el espejo le muestra su rostro sonriente.
¿Quién puede barruntar?
Cual polvo de aquel edificio, así el fugitivo pasa inadvertido.