RobertoWan

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Recuerdos

Un verdadero amigo

Una mañana él vino a verme. Dialogamos más que otras veces y sentía por momentos que debía darle las gracias por lo que pasamos en mucho tiempo y por lo que él hizo por mí.

Recordé una noche en la que íbamos juntos, en la que me llevaba de la mano; yo me sentía feliz de tener su compañía. Ver las calles de madrugada me hacían ver diferente la ciudad, neblinas y calles solitarias. Sus palabras eran dirigidas hacia mí por momentos cuando preguntaba: ¿Tienes sueño?... y es que como niño supongo que él tenía preocupación por mi bienestar.

Siempre lo sentí diferente cuando me daba de su tiempo. Obviamente yo no sabía que significaba ese sentimiento, no era necesario que me lo expliquen; pero descubrí cuando fui grande de lo vital que es que el padre cumpla su función de protector.. 

Mis recuerdos me llevan al momento en que nos hizo un reloj de cartón y nos alegramos en casa al verlo funcionar, o cuando nos hizo el pequeño cañoncito de un carrete de hilo, un pedazo de vela, palitos de fósforo y una liga…

La maestría al usar los naipes y hacer magia me hacía reír de emoción y admiración .

La manera en que hacía su firma y ver la letra en sus escritos me hacía siempre respetarle. Curiosamente siempre le traté de Usted y le mostré respeto en mis diálogos 

Sus manos me ayudaron a elaborar el perchero que tenía que llevar al colegio, aprendí de cerca lo habilidoso que fue en esa etapa de mi vida.

Algunas noches le vi planchar los pantalones que confeccionaba mi madre y su sola presencia daba seguridad a mi alma de niño y aprecié lo descansada que se veía ella cuando él estaba en casa.

Muchas veces vi discusiones y sentía impotencia ya que no tenía la fuerza para mediar, ya de grande entendí lo que ambos habrán sentido. Sé que mi padre hizo su parte y estoy agradecido.

Quizás no supe como expresarme en determinados momentos, pero una tarde a mis siete años en que estaba recostado en mi cama, mis padres y hermanos me observaban desde la puerta del cuarto (yo me hice el dormido) y él dijo a mis hermanos que podía hacer que yo me despierte solamente sonando unas monedas en sus manos, mis hermanos sonrieron y mientras él se preparaba para ese acto, me imaginé ¿Qué pasará si no le sigo la corriente?, no quería ver a mi padre triste y entonces me preparé para estar listo a moverme como si me despertara al oír el sonido de esa moneda.

Escuché el sonido muy leve e hice mi pequeña actuación. Me moví, abrí los ojos y vi a mis hermanos riendo, admirando a mi padre; mi madre sonriendo a su lado… bella escena.

Nunca se lo conté a nadie y no quise quitar esa magia que quizás a mis hermanos, mi madre y a él mismo se les borraron, pero a mí no, pues causó el conocimiento pleno que podemos ser buenos de una manera diferente.

De adulto, mi hombre natural se puso juicioso y me llevó a reclamar internamente por qué mi padre era callado y no supo expresar con palabras y cariños su amor por nosotros, quizás las lágrimas de mi madre me llevaron a indignarme como ella. Pero cuán lejos de la realidad uno puede estar. Los afectos son vistos solamente desde un ángulo y no apreciamos los silencios. Entendí que mi padre hizo su máximo esfuerzo, era lo que mejor podía hacer en ese momento y yo no lo vi. Me pregunto ¿Quién habrá secado sus lágrimas?, ¿Quién habrá calmado sus temores?, ¿Los cielos habrán oído las oraciones que hizo por nosotros?, Me hago tantas preguntas…

Mi padre fue un hombre de acción y eso se reflejó cuando tuve cinco años. Mientras jugaba sobre la baranda del puente de un rio que estaba al costado de mi casa, no medí el riesgo y caí al perder el equilibrio. Me golpee contra piedras y restos de basura y aun cuando no recuerdo dolor alguno, el golpe causó una herida grande en mi pómulo izquierdo cerca al ojo, mi madre quien me vio al ser avisado por mis amigos gritaba y como enviado del cielo en ese momento llegaba mi padre de su trabajo. Bajó al rio al encontrar un lugar. Cada que se acercaba a mí, el agua subía de nivel, pero pudo rescatarme. Mis ojos se abrieron cuando estaba en casa y veía a mi madre llorar tapándose el rostro caminando de un lado a otro y varias personas dándole tranquilidad. Mis ojos se volvieron a cerrar y al abrirlos veía todo blanco, pero escuchaba el respirar cansado de alguien que me cargaba, era mi padre quien me llevaba cubierto en una sábana hacia el hospital. Al abrir los ojos nuevamente vi las manos del doctor que estaban cerca de mi ojo y  estaba cociendo el corte que causó la caída. Yo no sentí dolor alguno. 

Me quedó la marca de esa cicatriz que me acompañó todo el tiempo, aun hasta ahora, he pasado por burlas de varias personas, algunas contribuyeron a mi inseguridad. Pero de ese tema no les hablaré hoy…

Ahora vuelvo al relato de cuando empecé este post. Mi padre vino a verme a Lima a mi cuarto de soltero y luego de ayudarme con algunas cosas le acompañé a la agencia de viaje para que se regrese, almorzamos juntos cerca de la agencia y mientras tomábamos un refresco le dije aquello que sentía que debía decirle: 

-       Papá gracias por haberme rescatado cuando era un niño, tú eres mi héroe…

-       El me miró mientras tomaba el refresco y no dijo nada, pero entendí que se sintió bien de haberlo oído de mí. 

Nos despedimos y sé que para algunos puede parecer todo esto muy sencillo, pero fue muy especial en verdad.

Unos años después estaba rindiendo un examen en ISIL. Eran como las cinco de la tarde y recibí una llamada donde mi hermana me decía que mi padre había fallecido. Ya no regresé al aula, dejé el examen y viajé para estar al lado de mi madre en esos momentos difíciles 

Verlo en el ataúd con un rostro apagado me hizo entender que él había cumplido su tiempo y propósito y que me dio el mejor de los ejemplos. Muy a menudo le recuerdo y no puedo evitar emocionarme al traer esos momentos a mi mente.

Ahora, quizás debemos darnos el tiempo si lo tenemos con vida para expresar gratitud por las cosas que hizo o hace por la familia o por ti mismo. Si el tiempo se fue y él ya no está, creo que puede escucharte si se lo dices en un rezo u oración. Aún estamos a tiempo…. 


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